En forma mayoritaria en el mundo, los investigadores se abocan más al estudio y control del medio ambiente y además los gobiernos se involucran más.
Por lo ya entendido como contaminación del aire, existen los mapas que se basan en datos del sensor MODIS en el satélite Terra de la NASA.
Las áreas verdes muestran penachos de aerosol dominados por partÃculas más grandes. Las áreas rojas muestran plumas de aerosoles dominadas por partÃculas pequeñas. Las áreas amarillas muestran penachos en los que se mezclan partÃculas de aerosol grandes y pequeñas. En gris se muestra dónde el sensor no recopiló datos.
Entre los patrones más obvios que ilustran las series de tiempo se encuentra que en las latitudes más meridionales del planeta, casi todos los aerosoles son grandes, mientras que en las latitudes altas del norte, los aerosoles más pequeños son muy abundantes.
La mayor parte del hemisferio sur está cubierta por el océano, lo que significa que la mayor fuente de aerosoles son las sales marinas naturales.
En el 2020 el LABORATORIO DE CONTROL DE AIRE para LATINOAMERICA, definió como "Contaminación del aire es el término usado para describir la presencia de uno o más contaminantes en la atmósfera, cuyas cantidades y caracterÃsticas pueden resultar perjudiciales o interferir con la salud, el bienestar u otros procesos ambientales naturales. Cuando el aire tiene contaminantes en forma de partÃculas, gases o agentes biológicos, existe un potencial de efectos nocivos a la salud".
De aquà que se publico una nueva investigación que asegura, la contaminación del aire aumenta el riesgo de párkinson.
La densidad de carreteras en el valle del rÃo Mississippi-Ohio y la presencia de la industria manufacturera podrÃan contribuir a la mayor exposición a partÃculas de combustión del tráfico y metales pesados, que se han relacionado con daño cerebral en la región afectada por el Parkinson
La relación entre la contaminación del aire y la enfermedad de Parkinson no es uniforme en todo el territorio de Estados Unidos.
Un nuevo estudio realizado en Estados Unidos ha arrojado luz sobre la conexión entre la contaminación del aire y la enfermedad de Parkinson, revelando que la exposición a niveles moderados de partÃculas finas (PM2.5) está asociada con un aumento significativo en el riesgo de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa.
La investigación, liderada por Brittany Krzyzanowski del Instituto Neurológico Barrow en Arizona, ha identificado un incremento del 56% en el riesgo de Parkinson en individuos expuestos a niveles moderados de PM 2.5.
La relación entre la contaminación del aire y la enfermedad de Parkinson no es uniforme en todo el paÃs, sino que varÃa en intensidad según la región. Estos hallazgos han sido publicados en la revista Neurology y tienen importantes implicaciones para la salud pública y las polÃticas de control de la contaminación del aire.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno del sistema nervioso central que se caracteriza por sÃntomas como temblores y problemas en la coordinación muscular. Se desconoce la causa exacta de la enfermedad, pero la inflamación cerebral se ha identificado como un posible mecanismo por el cual podrÃa desarrollarse. El estudio se centró en investigar si la exposición a PM 2.5, que se ha relacionado previamente con la inflamación cerebral, podrÃa estar vinculada al riesgo de Parkinson.
Según los datos de Medicare, la investigación utilizo datos del conjunto de Medicare de EE.UU., que incluÃa información sobre casi 90,000 personas con la enfermedad de Parkinson entre una población de aproximadamente 22 millones de individuos.
Estos pacientes fueron geocodificados en función de su lugar de residencia, lo que permitió a los investigadores calcular las tasas de la enfermedad en diferentes regiones del paÃs.
Además, se calcularon las concentraciones anuales promedio de PM 2.5 en estas áreas geográficas especÃficas. El análisis reveló una asociación entre la exposición previa a PM 2.5 y el riesgo posterior de desarrollar la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, lo más sorprendente fue la variación regional en este riesgo.
Se descubrió que el valle del rÃo Mississippi-Ohio era un punto crÃtico para la enfermedad de Parkinson, al igual que otros estados, como Dakota del Norte, Texas, Kansas, Michigan oriental y partes de Florida. Por otro lado, las personas que vivÃan en la mitad occidental de los Estados Unidos tenÃan un riesgo reducido en comparación con el resto del paÃs.
La lÃder del estudio, Brittany Krzyzanowski, destacó que estas diferencias regionales podrÃan deberse a las variaciones en la composición de las partÃculas en el aire. Algunas áreas podrÃan estar expuestas a partÃculas con componentes más tóxicos que otras, lo que aumentarÃa el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson.
Además, señaló que la densidad de carreteras en el valle del rÃo Mississippi-Ohio y la presencia de la industria manufacturera podrÃa contribuir a la mayor exposición a partÃculas de combustión del tráfico y metales pesados, que se han relacionado con daño cerebral en la región afectada por el Parkinson.
Si bien este estudio no exploró las fuentes exactas de contaminación del aire en cada región, Krzyzanowski resaltó la importancia de tener en cuenta estos factores en futuras investigaciones. Los resultados de este análisis geográfico basado en la población podrÃan proporcionar información valiosa sobre el papel de las toxinas ambientales en el desarrollo y la progresión de la enfermedad de Parkinson, asà como en otras afecciones neurológicas.
Los investigadores tienen la esperanza de que estos hallazgos contribuyan a la formulación de polÃticas más estrictas destinadas a reducir los niveles de contaminación del aire en áreas de riesgo y, por lo tanto, disminuir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
La concientización sobre los peligros de la contaminación del aire y la implementación de medidas de control adecuadas pueden desempeñar un papel crucial en la protección de la salud pública y la prevención de enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica.
El papel de las toxinas ambientales y calidad del aire en el desarrollo y la progresión del Parkinson ha sido poco estudiado hasta la fecha, ya que la mayorÃa de la literatura cientÃfica, al respecto, se ha centrado en la exposición a pesticidas.
Personas que viven en regiones con niveles de contaminación del aire alterados tienen un riesgo de 56% más de desarrollar la enfermedad de Parkinson en comparación con aquellos que viven en regiones con un nivel de contaminación más bajo, según se desprende de un reciente estudio realizado en el Instituto Neurológico Barrow, en Phoenix (EEUU).
"A pesar de años de investigación tratando de identificar los factores de riesgo ambientales de la enfermedad de Parkinson, la mayorÃa de los esfuerzos se han centrado en la exposición a pesticidas", según indicó la Prof. Brittany Krzyzanowski, investigadora del Instituto Neurológico Barrow, quien dirigió el estudio.
El estudio geográfico poblacional identificó a casi 90.000 personas con enfermedad de Parkinson de un conjunto de datos de casi 22 millones. Aquellos identificados con dicha patologÃa fueron codificados geográficamente en el vecindario de residencia, lo que permitió a los investigadores calcular las tasas de enfermedad de Parkinson dentro de cada región. También se calcularon las concentraciones anuales promedio de partÃculas finas en estas regiones especÃficas.
Después de ajustar por otros factores de riesgo, incluida la edad, el sexo, la raza, el historial de tabaquismo y la utilización de atención médica, los investigadores de Barrow pudieron identificar una asociación entre la exposición previa de una persona a partÃculas finas y su riesgo posterior de desarrollar la enfermedad de Parkinson.
"Los estudios geográficos poblacionales como este tienen el potencial de revelar información importante sobre el papel de las toxinas ambientales en el desarrollo y la progresión del Parkinson, y estos mismos métodos pueden aplicarse también para explorar otros resultados de salud neurológica".
El estudio también encontró que la relación entre la contaminación del aire y la enfermedad de Parkinson no es la misma en todas partes de un paÃs y varÃa en intensidad según la región. "Las diferencias regionales en la enfermedad de Parkinson podrÃan reflejar diferencias regionales en la composición de las partÃculas. En algunas zonas pueden haber partÃculas que contengan componentes más tóxicos que en otras".
Los investigadores esperan que los datos de este novedoso estudio ayuden a hacer cumplir polÃticas más estrictas que reduzcan los niveles de contaminación del aire y disminuyan el riesgo de enfermedad de Parkinson y otras patologÃas asociadas.
Asimismo, “este estudio sugiere que también deberÃamos considerar la contaminación del aire como un factor que contribuye al desarrollo de la enfermedad de Parkinson".