Datos y cifras
El agua segura y suficiente facilita la práctica de la higiene, que es una medida clave para prevenir no solo enfermedades diarreicas, sino también infecciones respiratorias agudas y numerosas enfermedades tropicales desatendidas.
En el mundo hay al menos 2000 millones de personas que utilizan una fuente de agua para consumo humano contaminada con heces. La contaminación microbiana del agua para estos fines como resultado de la contaminación con heces supone el mayor riesgo en cuanto a salubridad y transmisión de enfermedades como la diarrea, el cólera, la disenterÃa, la fiebre tifoidea y la poliomielitis.
Más de 2000 millones de personas viven en paÃses con escasez de agua, situación que probablemente empeorará en algunas regiones como resultado del cambio climático y el crecimiento de la población.
En 2019, en los paÃses menos adelantados, solo el 50% de los establecimientos de salud tenÃan servicios básicos relacionados con el agua; el 37%, servicios básicos de saneamiento, y el 30%, servicios básicos de gestión de residuos.
El agua para consumo humano microbiológicamente contaminada puede transmitir todas esas enfermedades y, según se calcula, causa 485 000 muertes por diarrea cada año. Aunque los riesgos quÃmicos más importantes para este tipo de agua provienen del arsénico, el fluoruro o el nitrato, nuevos contaminantes, como productos farmacéuticos, pesticidas, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) y los microplásticos son motivo de preocupación pública.
En 2020, el 74% de la población mundial (5800 millones de personas) utilizaba un servicio de suministro de agua para consumo humano gestionado de forma segura —es decir, ubicado en el lugar de uso, disponible cuando se necesita y no contaminado.
Información general
El agua salubre y fácilmente accesible es importante para la salud pública, tanto si se utiliza para beber, para uso doméstico, para producir alimentos o para fines recreativos. La mejora del abastecimiento de agua, del saneamiento y de la gestión de los recursos hÃdricos puede impulsar el crecimiento económico de los paÃses y contribuir en gran medida a la reducción de la pobreza.
En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explÃcitamente el derecho humano al abastecimiento de agua y al saneamiento. Todas las personas tienen derecho a disponer de forma continuada de agua suficiente, salubre, fÃsicamente accesible, asequible y de una calidad aceptable, para uso personal y doméstico.
Servicios de suministro de agua potable
La meta 6.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible exige un acceso universal y equitativo al agua potable salubre y asequible. El seguimiento de la meta se realiza mediante el indicador de «servicios de suministro de agua potable gestionados de manera segura», es decir, agua potable procedente de una fuente mejorada de suministro de agua ubicada en el lugar de uso, disponible cuando se necesita y que no contenga contaminación fecal ni de sustancias quÃmicas prioritarias.
En 2020, 5800 millones de personas utilizaban un servicio de suministro de agua para consumo humano gestionado de forma segura —es decir, utilizaban fuentes mejoradas de suministro agua en el lugar de uso, disponibles cuando se necesitan y no contaminadas—. Entre los restantes 2000 millones de personas sin servicios gestionados de forma segura se contaban en 2020:
1200 millones de personas con servicios básicos, es decir, con acceso a una fuente mejorada de suministro de agua a menos de 30 minutos en un trayecto de ida y vuelta.
282 millones de personas con servicios limitados, es decir, una fuente mejorada de suministro de agua que, para acceder a ella, se precisan más de 30 minutos;
368 millones de personas que se abastecen de agua procedente de pozos y manantiales no protegidos, y
122 millones de personas que recogen agua superficial no tratada en lagos, estanques, rÃos o arroyos.
Persisten acusadas desigualdades geográficas, socioculturales y económicas, no solo entre las zonas rurales y urbanas, sino también en el seno de las ciudades, donde las personas que viven en asentamientos informales, ilegales o de bajos ingresos tienen por lo general un menor acceso a fuentes mejoradas de abastecimiento de agua potable que otros residentes.
Agua y salud
El agua contaminada y el saneamiento deficiente están relacionados con la transmisión de enfermedades como el cólera, otras diarreas, la disenterÃa, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Si no hay servicios de agua y saneamiento, o si estos son insuficientes o están gestionados de forma inapropiada, la población estará expuesta a riesgos para su salud prevenibles. Esto es especialmente cierto en el caso de los establecimientos de salud, donde tanto pacientes como profesionales están expuestos a mayores riesgos de infección y enfermedad cuando no existen servicios de suministro de agua, saneamiento e higiene. En el mundo, el 15% de los pacientes contraen infecciones durante la hospitalización, proporción que es mucho mayor en los paÃses de ingresos bajos.
La gestión inadecuada de las aguas residuales urbanas, industriales y agrÃcolas conlleva que el agua que beben cientos de millones de personas se vea peligrosamente contaminada biológica o quÃmicamente. Para la salud también puede ser determinante la presencia natural de productos quÃmicos, como el arsénico y el fluoruro, particularmente en aguas subterráneas. Además, en el agua para consumo humano pueden aparecer otros productos quÃmicos, como el plomo, en cantidades elevadas como resultado de la lixiviación de componentes relacionados con el suministro de agua.
Se calcula que unas 829 000 personas mueren cada año de diarrea como consecuencia de la insalubridad del agua, de un saneamiento insuficiente o de una mala higiene de manos, siendo que la diarrea es ampliamente prevenible y la muerte de unos 297 000 niños menores de cinco años podrÃa prevenirse cada año si se abordasen estos factores de riesgo. En los lugares donde el agua no es fácilmente accesible, las personas pueden considerar que lavarse las manos no es una prioridad, lo que aumenta la probabilidad de propagación de la diarrea y otras enfermedades.
La diarrea es la enfermedad más conocida que guarda relación con el consumo de alimentos o agua contaminados. En 2017, más de 220 millones de personas requirieron tratamiento preventivo para la esquistosomiasis, una enfermedad grave y crónica provocada por lombrices parasitarias contraÃdas por exposición a agua infestada.
En muchas partes del mundo, los insectos que viven o se crÃan en el agua son portadores y transmisores de enfermedades como el dengue. Algunos de esos insectos, denominados vectores, crecen en el agua limpia, y los contenedores domésticos de agua para consumo humano pueden servir como lugares de crÃa. Tan solo con cubrir los contenedores de agua es posible reducir la crÃa de vectores, y reducir también la contaminación fecal del agua en el ámbito doméstico.
Consecuencias económicas y sociales
Cuando el agua procede de fuentes de abastecimiento mejoradas y más accesibles, las personas gastan menos tiempo y esfuerzo en recogerla fÃsicamente, lo que significa que pueden ser productivas en otras esferas. Eso también puede redundar en una mayor seguridad personal y disminuir el número de trastornos musculoesqueléticos, ya que reduce la necesidad de hacer viajes largos o peligrosos para recoger agua. La mejora de las fuentes de abastecimiento de agua también conlleva la reducción del gasto sanitario, ya que las personas tienen menos probabilidades de enfermar y de incurrir en gastos médicos y están en mejores condiciones de permanecer económicamente productivas.
Dado que los niños corren especial riesgo de contraer enfermedades relacionadas con el agua, el acceso a fuentes mejoradas de abastecimiento puede tener como resultado un ahorro del tiempo que invierten en su recogida y una mejora de su salud y, por tanto, un mayor Ãndice de asistencia a la escuela, con los correspondientes beneficios a largo plazo para sus vidas.
Dificultades
Para que el mundo alcance la cobertura universal de servicios básicos de agua potable para 2030, serÃa necesario duplicar las tasas de progreso registradas hasta el momento. Para lograr el mismo objetivo en los servicios de suministro de agua para consumo humano gestionados de forma segura, las tasas tendrÃan que cuadruplicarse. Hacer frente al cambio climático, al aumento de la escasez de agua, al crecimiento de la población, a los cambios demográficos y a la urbanización supone ya un desafÃo para los sistemas de abastecimiento de agua. Más de 2300 millones de personas viven en paÃses con escasez de agua, situación que probablemente empeorará en algunas regiones como resultado del cambio climático y el crecimiento de la población. La reutilización de las aguas residuales para recuperar agua, nutrientes o energÃa se está convirtiendo en una estrategia importante. Los paÃses utilizan cada vez más aguas residuales para fines de irrigación; en el caso de los paÃses en desarrollo, esta práctica se realiza en el 7% de las tierras de regadÃo. Aunque esta práctica supone riesgos para la salud, la gestión segura de las aguas residuales puede aportar múltiples beneficios, como el aumento de la producción de alimentos.
Las fuentes de abastecimiento de agua para consumo humano y para riego seguirán evolucionando, y cada vez se utilizarán más aguas subterráneas y aguas de fuentes alternativas, como las aguas residuales. El cambio climático conllevará mayores fluctuaciones en la cantidad de agua de lluvia recogida. La gestión de todos los recursos hÃdricos tendrá que mejorarse para garantizar el abastecimiento y la calidad.
Respuesta de la OMS
Como autoridad internacional en salud pública y calidad del agua, la OMS lidera los esfuerzos mundiales para prevenir las enfermedades relacionadas con el agua, asesorando a los gobiernos sobre el desarrollo de metas y reglamentos basados en la salud.
La OMS elabora una serie de directrices sobre calidad del agua, en particular sobre el agua para consumo humano, el uso seguro de las aguas residuales y la calidad del agua para fines recreativos. Las directrices para la calidad del agua de consumo humano se basan en la gestión de riesgos; y desde 2004 se promueve un marco para el agua potable mediante las GuÃas para la calidad del agua de consumo humano. En el marco se recomienda que se establezcan metas basadas en la salud, que los proveedores de servicios de agua desarrollen y apliquen planes de salubridad para determinar cuáles son, y gestionar de la manera más eficaz, los riesgos que existen desde el momento de la captación del agua hasta su llegada al consumidor, y que se lleve a cabo una vigilancia independiente para velar por la eficacia de estos planes y el cumplimiento de estas metas. Las directrices para la calidad del agua de consumo humano están respaldadas por publicaciones de referencia que proporcionan la base técnica para las recomendaciones que figuran en esas directrices. La OMS también ayuda a los paÃses a aplicar las directrices para la calidad del agua mediante la elaboración de materiales de orientación práctica y la prestación de apoyo directo. Esto incluye el desarrollo de reglamentos sobre la calidad del agua, localmente pertinentes, de conformidad con los principios en las directrices, la elaboración, aplicación y auditorÃa de planes de salubridad y el fortalecimiento de las prácticas de vigilancia.
Directrices para la calidad del agua de consumo humano- en inglés
Recursos de planes de salubridad del agua- en inglés
Desarrollo de regulaciones y normas para la calidad del agua de consumo humano- en inglés
Publicaciones de apoyo a las directrices para la calidad del agua de consumo humano- en inglés
Desde 2014, la OMS ha estado probando los productos de tratamiento de aguas para uso doméstico con arreglo a los criterios de eficacia basados en la salud de la Organización a través de su Plan Internacional de Evaluación de las TecnologÃas de Tratamiento del Agua Doméstica. El objetivo del plan consiste en garantizar que los productos protejan a los usuarios de patógenos causantes de enfermedades diarreicas y en reforzar los mecanismos normativos, de reglamentación y de monitoreo en el ámbito nacional con el fin de respaldar la focalización apropiada de esos productos y su uso sistemático y correcto.
La OMS colabora estrechamente con el UNICEF en diversos ámbitos relacionados con el agua y la salud, y en particular en los relativos al agua, el saneamiento y la higiene en los centros de atención de salud. En 2015, los dos organismos elaboraron conjuntamente la herramienta WASH FIT (Water and Sanitation for Health Facility Improvement Tool), una adaptación del enfoque de los planes de salubridad del agua. WASH FIT tiene por objeto guiar a establecimientos de atención primaria de salud pequeños en entornos de ingresos bajos y medianos por un ciclo continuo de mejora mediante evaluaciones, clasificación de riesgos por prioridades, y la definición de medidas especÃficas y con objetivos concretos. En un informe de 2019 se describen las medidas prácticas que los paÃses pueden adoptar para mejorar el acceso a agua salubre, el saneamiento y la higiene en los centros sanitarios.